martes, 14 de mayo de 2013

Fin de la República


El fin de la República Romana

El final de la República Romana comienza a desgastarse al entrar en la República Romana tardía.La inestabilidad social debida a los cambios en la estructura social de la República se tradujo en una época de guerras civiles que desembocaron en el fin del propio sistema político y en el Principado. Tanto Tiberio como Cayo Sempronio Graco intentaron reconstruir en vano una clase media de campesinos. La plebe de Roma apoyó a varios personajes que obtuvieron una posición privilegiada por la fuerza; como Mario, que reformó el ejército, o Sila que, tras la guerra contra los aliados italianos que se habían rebelado, otorgó a todos los italianos la ciudadanía romana y restauró durante un tiempo la autoridad del Senado.Tras la rebelión de Sertorio en Hispania y los intentos de conjura de Catilina, lo que supuso el principio del fin de la República fue sin embargo el Primer Triunvirato, formado en el año 60 a. C. y renovado en el 55 a. C. por Julio César, Pompeyo y Craso. En cuanto a la historia militar y las conquistas, durante el siglo I a. C., Roma realizó nuevas conquistas, emprendidas por una serie de generales ambiciosos: Mario venció en la Guerra de Yugurta (105 a. C.) y rechazó a los teutones cerca de Aix-en-Provence y a los cimbrios en Vercelli (101 a. C.); Sila venció a Mitrídates, rey del Ponto, y reconquistó Grecia y Asia (8885 a. C.); Pompeyo conquistó Siria (64 a. C.) y Judea (63 a. C.), y César conquistó la Galia (5851 a. C.). Tras la victoria de Octaviano sobre Marco Antonio y el reino helenístico de Egipto, la República se anexionó de facto las ricas tierras de Egipto. Sin embargo, la nueva posesión no fue incluida dentro del sistema regular de gobierno de las provincias, ya que fue convertida en una propiedad personal del emperador, y como tal, legable a sus sucesores.
En el año 27 a. C. se estableció una ficción de normalidad política en Roma y el Senado otorgó a Octaviano el título de Imperator Caesar Augustus. Octaviano aseguró su poder manteniendo un frágil equilibrio entre la apariencia republicana y la realidad de una monarquía dinástica con aspecto constitucional —lo que es conocido como el Principado— en cuanto que compartía sus funciones con el Senado, pero de hecho el poder del princeps era completo. Formalmente nunca aceptó el poder absoluto aunque de hecho lo ejerció, asegurando su poder con varios puestos importantes de la República y manteniendo el mando sobre varias legiones.

El cambio político y social

Las numerosas campañas en el extranjero de los generales romanos y la recompensa a los soldados con los saqueos de estas campañas provocó una tendencia general a que los soldados se hicieran más leales a sus generales que al estado, y una voluntad de seguir a sus generales hacia una batalla contra el estado.1 Además, Roma fue acosada por varios levantamientos de esclavos durante este periodo, en parte porque durante el siglo anterior se habían entregado muchas tierras para la agricultura en las que los esclavos superaban ampliamente en número a sus amos romanos. En el último siglo anterior a la era común tuvieron lugar al menos doce rebeliones. Este patrón no cambió hasta que Octavio (más tarde César Augusto) terminó con él al convertirse en un serio oponente a la autoridad del Senado y ser nombrado princeps («emperador»). Entre 135 a. C. y 71 a. C. tuvieron lugar tres «Guerras Serviles»: levantamientos de esclavos contra el estado romano. La tercera, la más seria,2 involucró al final a entre 120.0003 y 150.0004 esclavos sublevados. Además, en 91 a. C., estalló la Guerra Social entre Roma y sus anteriores aliados en Italia,5 6 conocidos colectivamente como los socii, por la oposición entre los aliados a compartir los riesgos de las campañas militares romanas pero no sus recompensas.7 8 A pesar de sufrir derrotas como la de la Batalla del Lago Fucino, las tropas romanas vencieron a las milicias italianas en varios enfrentamientos decisivos, especialmente la Batalla de Asculum. Aunque perdieron militarmente, los socii lograron sus objetivos con las proclamaciones de la Lex Julia y la Lex Plautia Papiria, que concedía la ciudadanía a más de 500.000 italianos.7 Las nuevas reformas populares incendiaron la ira de muchos senadores conservadores que apostaban por preservar la pureza romana y el poder del senado.

Período de los Gracos

Este período se caracterizó por el gran número de seguidores  que tenían los Gracos, Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco.

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